Esta masa es la solución perfecta para cuando tienen que llevar algo dulce o viene alguien a tomar el té y no quieren hacer nada. Es apenas crocante, suavecita, divina, pero se hace tirando todo en la procesadora y se tapiza un molde. Nada más. Es de Osvaldo Gross y él la hace a mano, de forma mucho más sofisticada, pero yo que soy una vaga la simplifiqué hasta que terminó así:
Hay que procesar todo junto:
300 gramos de harina leudante
100 gramos de maizena
1 taza de azúcar
2 huevos
esencia de vainilla y/o ralladura de limón
y 200 gramos de manteca.
Una vez que está hecha la masa (se hace solita), la ponen adentro de una bolsita en la heladera. La estiran y forran dos tarteras medianas o una bien grandota.
Pueden hacer tipo pastafrola con dulce de batata, membrillo, arándanos, goiabada (les salen dos medianas de medio kg de dulce cada una), o con una mezcla de ricotta, 1 huevo, ralladura de naranja y azúcar, o 5 duraznos en gajos mezclados con azúcar y 1 cucharada de maizena, o mitades de damascos (queda lindísima) o de ciruelas también con azúcar. Lo que se les ocurra. Si la hacen con enrejado, la masa de abajo tiene que ser bien bien finita. Yo este fin de semana hice una de duraznos (que algunos comieron en cuadrados con crema) y una pastafrola de dulce casero de higos de la isla.
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